
🌹 Leyenda de una mujer
💡 La avaricia lo pierde todo por quererlo todo.
📖 El Encuentro con la Caverna Misteriosa
Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna, escuchó una voz misteriosa que desde adentro le decía:
—Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Pero recuerda algo: después de que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal…
💎 La Tentación de las Riquezas
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal. La voz misteriosa habló nuevamente:
—⏳ Tienes solo ocho minutos…
💔 El Precio de la Avaricia
Agotados los ocho minutos, la mujer, cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró… Recordó, entonces, que el niño quedó adentro y la puerta estaba cerrada para siempre. La riqueza duró poco y la desesperación… ¡para el resto de su vida!
🕯️ La avaricia ha arruinado más almas que la extravagancia.
🌱 El Verdadero Tesoro de la Vida
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir en este mundo y una voz siempre nos advierte:
—No te olvides de lo principal.
Y lo principal son los valores espirituales, la oración, la vigilancia, la familia, los amigos, la vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre se queda a un lado…
💫 Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial: «Los tesoros del alma». Que jamás nos olvidemos que la vida en este mundo pasa rápido y que la muerte llega inesperadamente.
🚪 Reflexiona Sobre lo Esencial
Y que cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones.
🕰️ Ahora… piensa por un momento, ¿qué es lo principal en tu vida?
🗣️ «Qué cosa extraña es el hombre: Nacer no pide, Vivir no sabe, Morir no quiere».
🌸 Si quieres alcanzar la Gloria, aprende a valorar y conformarte con lo que ya tienes, sin ambicionar lo que no tienes.